background: url(URL de la imagen) no-repeat center center fixed; background-size: cover; expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

domingo, 13 de mayo de 2012

Proyecto Tierra capítulo 2


  -¿Aria? ¡Aria!
 -¿Eh? ¿Qué?
 La clase se rio ante mi confusión.
 -Te estaba preguntando quién fue el rey que alcanzó el trono español el mismo año que Luis XIV murió –el profesor disipó mi confusión.
 -Esto… pues… -esto me pasa por estar ensimismada en mis pensamientos- ¿Felipe IV?
 El profesor suspiró:
 -Fue Felipe V, ¿cuántas veces voy a tener que repetirlo para que te enteres?
 -Yo… lo siento –bajé la mirada avergonzada.
 -Procura estar más atenta la próxima vez.
 Asentí y seguí mirando el paisaje que se divisaba desde una de las ventanas de mi clase: edificios y más edificios y ni un solo jardín. En la ciudad en la que yo vivo es un poco, un poco no, bastante difícil encontrar un jardín en condiciones.
 Desde luego que esta ciudad tan contaminada y con tan poco vegetación, no tiene futuro.
 Y así suelen ser todos mis días, aburridos, sosos, poca conversación (solo hablo con mi madre, con las demás personas de mi edad no suelo relacionarme, ni ellas conmigo) y con un único deseo al final del día: terminar las clases para ir a un invernadero que descubrí hace poco que pusieron cerca de mi casa.
 Pero supongo que os preguntaréis: ¿por qué voy a ese invernadero y no al mío?
 Si es así, solo os digo que esa pregunta tiene una fácil respuesta: desde la muerte de mi padre, mi madre me prohibió la entrada al invernadero por si me infectaba con la planta que supuestamente mató a mi padre y digo supuesta porque sigo sin creerme que mi padre cultivase una planta que podría matarlo. 
 Pero digo yo, ¿no habría sido más fácil haber quitado esa planta y poder dejarme entrar en el invernadero?
 Supongo, que como es el recuerdo más vivo que tenemos de mi padre, mi madre habrá querido dejarlo tal y como él lo dejó.


 Abro los ojos y me doy cuenta de que he vuelto a soñar con un día de instituto y muy real… Tengo las defensas muy bajas por lo que suelo estar continuamente enferma, mi madre decidió sacarme del colegio y que diese las clases en casa para preservar mi salud. Todos los días veo pasar a chicas como yo, de 16 años, riendo y hablando unas con otras y la envidia empieza a corroerme por dentro, la envidia de lo que ellas tienen y yo no, me es imposible evitar este sentimiento que me mata por dentro lentamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario