Salí al frio del pasillo de este extraño
lugar al que ahora tendría que llamar casa.
La oscuridad lo cubría todo y el silencio se hacía notar, apoyada en
la pared para no caerme llegué hasta una sala donde había una pequeña luz, y en
su centro, un hombre alto y rubio, debí hacer mucho ruido al chocar contra una
silla ya que el hombre se dio la vuelta rápidamente:
-¿Quién eres tú? –tenía una voz muy grave.
-Aria –tartamudeé al decir mi nombre.
-La nueva –no era una pregunta era una afirmación.
-Aria –repetí.
-La nueva cuyo nombre es Aria, lo sé -sonrió- me llamo Jude.
–Extendió la mano para que se la cogiese pero en vista de que no hacía ningún
movimiento la apartó-. ¿Es qué no podías dormir?
-No, todo esto es nuevo para mí.
-Te entiendo, pero con el tiempo te acostumbrarás, es más, deberás
acostumbrarte. ¿Qué te ha explicado Arizona de tu nuevo mundo, por llamarlo
así? –Se lo dije y él asintió- Mañana ella te enseñará este lugar y comenzarás
con tu entrenamiento.
-¿Voy a tener que entrenar? –eso me pilló por sorpresa.
Jude no respondió, en su lugar se dio la vuelta, entendí que esa
sería su forma de dar por terminada la conversación, así que no tuve más
remedio que volver a mi habitación.
8:00 horas día siguiente. Subsuelo.
Alguien gritando mi nombre y
aporreando la puerta de mi habitación me despertó. Me levanté algo mareada de
la cama y abrí la puerta. Arizona entró corriendo en la habitación como si no
hubiera mañana:
-Por fin te despiertas, es ya muy tarde.
-¿Tarde? ¡Son las ocho de la mañana!
-Precisamente por eso, hoy tenemos muchas cosas que hacer, Aria,
venga, cambiante –se me quedó mirando y yo a ella- ¿qué pasa?
-Date la vuelta –ella bufó y se la dio- ya estoy.
-Pues vámonos que tienes que desayunar.
Arizona me llevó a la cocina donde
desayuné demasiado rápido para mi gusto.
-¿Y ahora adónde vamos? -pregunté con el desayuno todavía en la boca.
-A la sala Tierra.
-Claro -respondí aunque no tenía ni idea de lo que era eso.
Llegamos a un bosque, un bosque dentro de una habitación, los árboles
más altos que había visto en vida se encontraban aquí, me quedé en la puerta
sin poder articular palabra.
Arizona sonrió al ver mi expresión:
-Aquí entrenarás de ahora en adelante.
Hice ademán de entrar pero Arizona me cortó el paso:
-Primero tenemos que ir a la sala
Aire a que conozcas a una persona, él será el que te entrene.
Me encogí de hombros:
-¿Por qué uno que controla el aire va a darme clases a mí?
-Su elemento es el aire pero puede controlar los demás también,
personas así solo nacen cada cierto tiempo. –Se quedó callada con la mente en
otra parte.
-¿Arizona? -Me miró como si no me comprendiese pero enseguida volvió
en sí-. ¿Estás bien?
-Claro -dio media vuelta y se fue andando a paso rápido-. ¿Vienes o
qué? -me sonrió.
Sonreí levemente y la seguí.
La sala Aire tenía forma de una enorme cúpula y el techo era el
cielo.
-Creía que estábamos en el subsuelo –miré acusadoramente a
Arizona.
-Y lo estamos –no terminé de creerla- ¿lo dices por el “cielo”?
-asentí- Es un holograma para ambientar más la sala, a veces la vida en el
subsuelo es muy aburrida, demasiado túnel y oscuridad.
-¡No, así no, vuelve a intentarlo, concéntrate más! –un hombre que
parecía ser Jude le estaba gritando a un chico que intentaba crear un tornado.
-Hey, Jude, deja al pobre chico descansar un poco, he traído a la
chica –dijo Arizona.
-Hazlo mejor la próxima vez, Harry –el chico llamado así se fue con
la cabeza gacha.
Me acerqué hasta ellos:
-Esta es Aria, Jude, Aria este este es Jude, tu profesor.
-Ya lo sabía –dije temblorosa.
-¿Lo sabías? -preguntó Jude, ¿es qué no se acordaba de qué ya nos
habíamos visto?
-Ayer por la noche nos conocimos.
-Ayer por la noche no estaba aquí.
-Cuando nos conocimos Aria y yo, ella dijo que ya nos habíamos visto
–dijo Arizona pensativa- creo que sueña el futuro.
-¿Cómo tu hermano?
-Como mi hermano –las palabras de Arizona estaban cubiertas de odio.
-Creo que hemos hecho bien trayéndola aquí, podéis iros, nos veremos
pronto, Aria.
Arizona y yo nos fuimos de la sala
Aire, mientras recorríamos en silencio uno de los múltiples pasillos que había
allí le pregunté:
-¿De verdad que puedo soñar el futuro?
-De verdad que puedes, pero no sueñas cualquier cosa, eso depende de
lo que quiera mostrarte tu mente.
-Jude dijo que tu hermano también puede hacerlo.
-Sí –respondió secamente.
-¿Cómo se llama tu hermano?
Arizona se quedó mirándome fijamente:
-Haces muchas preguntas, ¿sabes? –no sonrió.
-Lo siento...-aparté la mirada tímidamente.
Suspiró:
-Mi hermano se llama R… -la
alarma de emergencia empezó a sonar- nos están atacando.sonar- nos están atacando
Eres genial, Aicrum. Y encima con talento
ResponderEliminarGracias, Ginny, este tipo de comentarios son los que me hacen seguir escribiendo^^
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